La crisis operativa que se vive en la aduana del puerto de Manzanillo ha encendido las alarmas en el sector logístico y de transporte nacional. Transportistas de diversas regiones del país han denunciado retrasos significativos en el despacho de mercancías, lo cual ha provocado pérdidas millonarias y amenaza la estabilidad financiera de cientos de empresas del sector.
Una cadena de retrasos con alto costo
De acuerdo con un reportaje publicado por La Jornada el pasado 31 de mayo, los transportistas han comenzado a enfrentar situaciones críticas debido a las largas demoras en la liberación de contenedores. Las unidades pasan días —y en algunos casos, semanas— esperando poder cargar o descargar mercancía, lo que genera costos operativos insostenibles, incluyendo pagos de maniobras, estadías y pérdidas de oportunidades de negocio.
Este fenómeno ha llevado a muchos empresarios del transporte a reportar niveles de endeudamiento preocupantes. “Estamos al borde de la quiebra”, expresaron varios de ellos en una protesta organizada en las inmediaciones del puerto, donde también demandaron la intervención urgente de la autoridad aduanera y de la Secretaría de Hacienda.
Una problemática de raíz estructural
El caos en Manzanillo no es nuevo. Desde hace años se han documentado deficiencias en la infraestructura, falta de personal aduanal suficiente, sistemas ineficientes y procesos burocráticos lentos. Sin embargo, en las últimas semanas la situación se ha agravado. Según los testimonios recopilados por La Jornada, no hay capacidad de respuesta ante la creciente demanda de operaciones, lo que ha llevado a cuellos de botella sin precedentes.
Empresarios y asociaciones del sector exigen una revisión inmediata de los procesos y una reestructuración del sistema aduanero. Proponen la digitalización de trámites, aumento de personal capacitado y mejor coordinación entre las distintas instancias federales y privadas que operan en el recinto.
Consecuencias para toda la cadena logística
El impacto no se limita a los transportistas. Importadores y exportadores también se ven afectados por el encarecimiento de los servicios logísticos y los incumplimientos en las entregas. La incertidumbre actual pone en riesgo la competitividad del puerto de Manzanillo, uno de los más importantes del país y de América Latina.
La situación también puede tener consecuencias en el comercio exterior de México, particularmente en un contexto global de reacomodo de las cadenas de suministro, donde la eficiencia portuaria es clave.
Conclusión
La crisis en la aduana de Manzanillo debe ser atendida con urgencia. El país no puede permitirse perder su liderazgo logístico en el Pacífico ni comprometer el futuro de miles de empresas que dependen de un comercio ágil y ordenado. La colaboración público-privada será esencial para resolver esta situación antes de que el daño sea irreversible.
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📰 Fuente:
Redacción La Jornada (2025, 31 de mayo). “Transportistas, al borde la quiebra por crisis operativa de la aduana de Manzanillo”.